The Moment of Silence.

Hablar hoy, a “toro pasado”, de una aventura que apareció allá por el 2005 si no me falla la memoria, podría ser algo así como un juego de niños, sin embargo, me resulta más difícil hacerlo hoy, casi 5 años después, que en su momento puntual, pues entonces tenía la cosa fresca y ahora todo es un poco más confuso en mi mente. La primera y obligada referencia que hay que hacer es a un libro titulado “1984” que escribiera el británico nacido en la India, Eric Arthur Blair, más conocido como George Orwell. La paradoja del título, Orwell la escribió en 1948 y tan sólo cambió los dos últimos dígitos, 48 por 84, debido a la presión moralista de la Inglaterra de la época.

Si Orwell nos presento un mundo futurista en el que el Estado sería el dueño absoluto de la mentira y ostentaría el poder de todos los medios, tanto de información como de pensamiento, y lo hizo a través de un individuo llamado Winston Smith, funcionario del Ministerio de la Verdad, por medio de quien pudimos darnos cuenta de lo que representa el poder absoluto, el control total. Cuando intenta pensar por si mismo, llega su destrucción. House of Tales nos cuenta una obra de ciencia ficción magistral basada en el poder absoluto del Poder Gubernamental, a través de los avatares de un joven publicitario Neoyorquino llamado Peter Wright.

Peter Wright, protagonista de este estupendo juego moralista, vive conforme a las reglas que marca el Gobierno sin preocuparse más que de cumplir con su misión de trabajador de una empresa de publicidad situada en el corazón de la gran manzana. Se limita a cumplir lo que le han enseñado durante años. De pronto, su vida dará un giro de 180 grados al perder lo más preciado de su vida: su esposa e hijo. Peter pasará a la excedencia transitoria remunerada por su empresa y vivirá pegado a su botella de whisky en un apartamento que la compañía le proporcionará, para que se recupere de la gran depresión que siguió a tan lamentable pérdida.

Un lamentable incidente por parte de la policía especial, cuerpos de élite del Estado, en casa de su vecino, quien supuestamente era un hombre normal, pero al que el estado tacha de disidente peligroso, despierta el interés de Peter, que, poco a poco, se va concienciando de la gran manipulación y el gran engaño en el que el Estado tiene prisionero al pueblo y comenzará la búsqueda de la verdad, de una verdad que él desconoce y que le llevará a interesarse de tal modo por tal hecho que llegará a ser considerado un elemento peligroso para el Estado de la mentira, al que podríamos calificar con el slogan de Orwell •The Big Brother is Watching You•



La historia comienza en el futurista Nueva York de 2044. The Moment of Silence es una historia de espionaje y conspiración, donde nada es lo que parece, un mundo donde las apariencias engañan. Los Estados de la tierra se han fundido en uno solo con el fin de que el mundo posea un solo pensamiento: el pensamiento del Poder que gobierna las vidas de los crédulos ciudadanos a los que el Estado mantiene en una especie de euforia del bienestar psicológico para subyugarles.

Se nos presenta un mundo en caos donde las prostitutas ocupan los barrios más pobres de la metrópolis. Predicadores con visiones apocalípticas cantan sus predicciones del fin del mundo. El Yupi inventa slogans engañosos sentados en sus sillones frente a un ordenador en edificios de cristal. Los terroristas hacen explotar bombas, otros cantan sus teorías sobre complots más que improbables, las bandas callejeras campan a sus anchas en la periferia …

Peter es testigo, desde la mirilla de su apartamento, del arresto forzoso de su vecino de apartamento, un escritor disidente vía Internet. Observa con cierta extrañeza la brutalidad con la que las fuerzas especiales se emplean con su vecino, que desaparece de la faz de la tierra. Una vez el hecho consumado, Peter se acerca al apartamento de su vecino para ofrecer ayuda a su desconsolada esposa e hijo. La propaganda del pensamiento único, repetida por todos los rincones de la ciudad, que el Estado no cesa de de inculcar a sus ciudadanos, un paisaje sociopolítico preapocaliptico, dramático, grupos rebeldes que viven escondidos en lugares extraños por miedo a ser descubiertos, y el conocimiento progresivo de la verdad por parte de Peter, nos introducen, sin apenas darnos cuenta, en una aventura con un calado moralista sin precedentes en el mundo del videojuego, al menos no tan profundo.

El mundo de Peter Wright comienza a ser cada vez más misterioso. Peter tendrá que ir resolviendo misterios laborales, sociales, de enseñanza, y comprender que existe una verdad diferente y más autentica a fuerza de sufrirlo en sus propias carnes. Se unirá a grupos disidentes, pagará con la cárcel su rebelión al tiempo que comprende que la mentira del Gobierno debe ser anulada, tarea que no le resultará fácil precisamente.


El apartado gráfico es un poco rígido, la combinación de los renders en 2D con las 3D no da el resultado que se buscaba. Están bien diseñados, artísticamente hablando, y poco se les puede reprochar, ya que resultan vistosos en la mayoría de las ocasiones, lo que le perdona los pequeños defectos de acabado. Un defecto, que verdaderamente se vuelve molesto, es la caza del pixel, especialmente en un juego de una vida por encima de la media. Un pequeño borrón que no desmerece la obra.



Poco que reprochar a este apartado, las voces del original están bien conseguidas, aunque no así la sincronización o el defecto de que el personaje mira hacia otro lado cuando está hablando de frente con su interlocutor. Esto puede llegar a molestar a lo largo del juego, ya que son casi ocho horas de diálogos. Mucho diálogo interesante para una obra muy interesante. Aunque el sonido ambiental es más bien escaso.



Una obra imprescindible para todo jugador de aventuras gráficas, aunque está sea futurista, con un magnífico guión, que nos llega al fondo de la mente. ¿Estamos realmente tan lejos de esta forma de vida que TMOS nos presenta? Que cada cual saque sus propias conclusiones.